Mis ojos están vacíos de vida y llenos de sangre, no queda nada en este mundo que pueda vivificarme, todo esta ennegrecido, todo es lánguido, todo el entorno es sucio, todo es injusto.
Respiro y me enveneno, exhalo sangre, peste, todo esta podrido dentro de mi, nada tiene sentido, todo es oscuro, un sueño oscuro, una pesadilla que no tiene fin, que no tiene compasión, que no tiene empatía, que me apuñala el alma, que me hace sangrar el cerebro, el corazón, los labios, todo. Me rompo y a la vez me descompongo. Trizas y trizas de llantos se expanden y vuelven hacia mí, clavándose. Duele. Dolor, dolor e impotencia, el sol se vuelve negro y el tacto áspero, el sabor es más que amargo y el vacío llega hasta lo más profundo de mis entrañas. Me han envenenado, me han envenenado la sangre, ya no es roja. Y mis emociones ya no están coloreadas. En miserable me han trasformado los más miserables. Miseria es la que hay en este mundo, en los cerebros helados de la gente, todo esta frío en verano. Fría es la sonrisa de la gente, de la carroña. Cada vez huele peor, todo esta podrido, no se puede soportar. No hay suspiro que purifique este virus.
Esther-Ruth.
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