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¡No soy un robot!

Lo siento, no, yo no soy un robot. Vivimos en una época de ajetreo constante y de competitividad absoluta, parece ser que la sociedad te empuja a ser un ente súper mega ultra polivalente. Todo son mensajes de superación y aquí el que no sea gimnasta, cocinero/a, empresario/a y escultor a la vez es un simple. Obviamente estoy exagerando un poco, pero esta es la dinámica de estos últimos años. ¿No crees?




Ayer leí una noticia que me entristeció, pero que no me extrañó en absoluto: los casos de ictus crecerán un 34% en los próximos 15 años, al menos en Europa. Dicen que es sobretodo por el envejecimiento de la población y por la contaminación... Yo creo que nuestro cerebro no está preparado para tanta "traca". Se habla mucho de prevención, de meditación, de salud, de alimentación... Pero nadie habla de como se comporta la sociedad con la sociedad. Las personas son cada vez menos personas, o eso es lo que yo percibo día tras día. 




Se busca la excelencia en todo, en los servicios, en los productos... ¡Y en las personas! ¿Consideras que la gente tiene paciencia? Estamos atados a decenas de plataformas de comunicación: WhatsApp, Facebook, Twitter... Tener cada día el bombardeo constante de información y de personas que reclaman tu atención no creo que sea sano. Creo que nuestro cerebro no está preparado o no lo está todavía para tantos estímulos e información a modo de avalancha constante. 

¿Se puede uno/a tomar un descanso y desconectar? Cada persona tendrá sus hábitos, sus momentos y sus barreras para evitar el colapso total, pero en ocasiones las circunstancias te llevan a subirte al tren del día a día de la sociedad y no poder bajar de él. Ya sabemos que la depresión se ha disparado un 20 % en la ultima década. No es fácil huir de este monstruo si la sociedad es cada vez más machacante e incomprensiva. 




Es evidente que está de moda tratar a las personas como a robots. No se respetan los horarios, ni las preferencias de las personas, ni la intimidad... Cada vez somos más avaros: ¡Lo quiero todo, perfecto y ahora! Se palpa la tiranía hasta en los niños/as. ¿De quién lo habrán aprendido...? 

¿Y la empatía?  
Nos llenamos la boca de lemas que se crean en masa, de mensajes de postureo, de frases bondadosas... ¿Y luego? Luego esta misma gente trata al/la camarero/a como a una basura, por poner un ejemplo. 

Sinceramente nunca me he sentido totalmente integrada en la sociedad, al contrario... Pero van pasando los años y ese sentimiento de alejamiento va aumentando. 

Creo que tenemos que cuidarnos más los unos/as a los otros/as. Ser agradecido con las personas, valorar su tiempo, su esfuerzo... En definitiva, tener en cuenta que no somos máquinas.  




Esther-Ruth ©️ 

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