Se respira incertidumbre, lucha,
historia e incluso se palpa cierta represión, represión que está
siendo desbancada por la voz del pueblo.
Mi cabeza no asume como lógico que alguien se pueda creer demócrata queriendo amordazar algo tan justo como el voto. Si te justificas con argumentos desfasados, seguramente repetidos continuamente por tertulianos de los medios de “Españistan”, lo único que haces es apoyar esta nueva represión disfrazada de ley. Décadas atrás las leyes impedían votar a las mujeres, las leyes de siglos atrás normalizaban la esclavitud... Para evolucionar es necesario un cambio, en este caso sólo se pide el derecho a votar. ¿Dónde esta el radicalismo en querer votar? ¿Dónde está la democracia? Llevo días buscándola y sólo la percibo en las calles, lugares en los que la emoción está en el aire.
El partido de la mafia nos ha hecho un favor y ha quedado retratado, ya no hablamos de la independencia, ahora hablamos de votar y del fantasma de nuestro amigo Paquito que corre por las imprentas e instituciones catalanas en busca de algo tan peligroso y amenazante como puede ser una papeleta.
Parece ser
que hay personas que no han aprendido nada de la dictadura de nuestro
querido generalísimo que aflora repentinamente. Mis profesores, mi
abuelo... Me hablaban de lo que significaba tener que esconder textos
en catalán, de lo que suponía arriesgarse por defender la lucha de
las libertades, libertades que costó mucho lograr y que muchas
personas han olvidado.
De alguna manera lo único que hemos querido
siempre los catalanes ha sido defender nuestra cultura, nuestra
lengua... Y alejarnos de lo que coarta nuestra libertad. ¿Tan
difícil resulta entenderlo?
Esther-Ruth
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